Adaptarse a los progresivos

Las gafas progresivas y las lentes de contacto multifocales son la solución perfecta para quienes padecen de presbicia o vista cansada. Al comenzar a usar sus primeros progresivos, el usuario necesita un breve período de tiempo para adaptarse a ellas, y así disfrutar de una perfecta visión a todas las distancias sin molestias y sin necesidad de cambiar de gafas en diferentes situaciones.

Es inevitable que las lentes progresivas incluyan unas leves aberraciones en los laterales del campo de visión. En los progresivos de última generación las alteraciones son cada vez más reducidas, llegando prácticamente a desaparecer en las lentes de tecnología y nivel de personalización más avanzados. Estas aberraciones provocan una visión ligeramente borrosa cuando dirigimos la mirada hacia los extremos de la lente o hacia su parte baja. Asimismo, en algunos casos pueden provocar una sensación parecida a cuando movemos la cabeza muy rápido, por ejemplo al practicar natación.

Para evitar estas sensaciones al estrenar progresivos, se recomienda hacer una serie de movimientos suaves con la cabeza y dirigir la mirada hacia los objetos de forma más directa. En todo caso, los inconvenientes con la visión periférica no son significativos y desaparecen al cabo de los primeros días de uso. El tiempo de adaptación suele ser algo mayor si el usuario además tiene algo de miopía o hipermetropía. Pero esto no impide que termine acomodándose perfectamente a sus lentes progresivas.

Para completar en menos tiempo el proceso de adaptación a los progresivos, se recomienda realizar algunas sesiones de terapia visual. Se trata de una serie de sencillos ejercicios dirigidos por un óptico-optometrista. En poco tiempo se reducen notablemente las molestias y el usuario experimenta una amplia notable en la adaptación de su visión a sus nuevas lentes.